sábado, 19 de noviembre de 2011

Tu olor.

Todavía me acuerdo del calor que me producías al estar a tu lado. El suave tacto de tu mano cogiendo la mía, con los dedos enredados como si dijéramos que nunca nos soltaríamos, como si fuera para siempre. Pero mentimos, nuestras manos mintieron. No fue para siempre, al fin y al cabo, nada es para siempre. Pero no me arrepiento de nada. Sólo me arrepiento de recordar tu dulce olor a cada instante.

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